Por su parte, el presidente Donald Trump dijo que las labores para frenar la propagación del virus son una “cuestión de vida o muerte” y exhortó al público a cumplir con las instrucciones emitidas por su gobierno para el distanciamiento social.
“Quiero que cada estadounidense esté preparado para los difíciles días que vendrán”, comentó Trump. “Vamos a pasar por dos semanas muy difíciles”.
Fue un cambio repentino para Trump, quien pasó gran parte de la semana pasada apuntando al 23 de mayo como el día en que quería ver a los estadounidenses “llenar las iglesias” para los servicios del domingo de Pascua.
Trump habló tras otro día inquietante para el mercado de valores, que ha ido en caída libre debido a que el coronavirus ha frenado casi por completo la economía y dejado a millones de personas sin trabajo. El promedio industrial Dow Jones perdió más de 400 puntos, o alrededor de 1,9%, para sellar el peor final de trimestre de sus 135 años de historia.
Una rutina macabra
Se ha convertido en una rutina macabra afuera de los hospitales de la ciudad de Nueva York: empleados con uniformes protectores suben cadáveres de víctimas del coronavirus a carros frigoríficos.
Así ha sido durante días en el Centro Hospitalario Brooklyn, donde un empleado sacaba el martes un cadáver cubierto con plástico blanco en una camilla, un operador de montacargas subió un cuerpo al remolque frigorífico y personal de una funeraria llegó a recoger los restos de otro de los casi 1.000 muertos por coronavirus en la ciudad.
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